La división política y social que se vive en Venezuela ha llegado a un punto de máxima tensión, ya no hay respeto ni por lo sagrado.
Luego de las declaraciones de la cúpula de la iglesia católica en el país, durante la Semana Santa pidiendo al gobierno del presidente Nicolás Maduro “en nombre de dios” cesar la represión a los manifestantes, las detenciones arbitrarias y el lanzamiento de gases tóxicos, un grupo de simpatizantes del oficialismo intentó agredir al Cardenal Arzobispo de Caracas Jorge Urosa Sabino al termino de la misa en la Basílica de Santa Teresa en Caracas.
De inmediato líderes de oposición y personas del común condenaron en las redes sociales este atropello.
Considero que al margen de las doctrinas políticas de cada quien, no se puede perder el respeto por aquello que es objeto de culto.
Si bien, a la turba no le importó ingresar armada a un lugar que para los fieles católicos es sagrado, al menos hubiesen considerado que el Cardenal Urosa ya es una persona de la tercera edad.
Irrumpir con violencia en templos pone a estos colectivos leales al oficialismo al nivel de grupos extremistas en oriente medio como ISIS, que en días recientes atacó con explosivos dos iglesias cristianas coptas en Egipto. Claro, guardando las proporciones.
Lo profano no puede prevalecer a lo sagrado y menos en un país donde el hambre y la inseguridad entre otros, hacen que lo poco que quede para muchos de sus ciudadanos sea aferrarse a su fe y a sus creencias para así sortear las difíciles condiciones de vida.
Michalroanews
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